Cuando procrastinamos nos sentimos culpables y esa culpa activa un rompecabezas que existe en nuestra cabeza trabajando a muy alta velocidad para resolver el problema. Cuando le das tu cabeza espacio y te alejas de esa tarea, el rompecabezas está haciendo todo el trabajo detrás de escena y debido a esa culpa, la tarea siempre está en nuestra mente. Curioso ¿no? La gente piensa que procrastinar es una pérdida de tiempo y que estamos siendo irresponsables con el proyecto, yo soy una persona realmente procrastinadora, lo que significa que pasé toda mi vida como estudiante haciendo todo hasta en el último minuto. Pero apenas me di cuenta que cuando le di a mi cabeza el espacio que necesitaba, volvía con ideas más creativas para mis proyectos, ojalá esto fuera algo que enseñaran en las escuelas porque si lo hicieran tendríamos una sociedad mucho menos ansiosa. Nos enseñan que debemos ser productivos cada minuto de nuestra vida, y eso es un error porque debemos valorar la importancia de descansar y hacer una pausa en el trabajo. 

Personalmente, decidí que voy a tomarme con calma el ser productiva cada segundo, porque la ansiedad llega si no completo todas las tareas de mi lista de pendientes en el tiempo que debo hacerlo o si no he comenzado con esa tarea específica porque no he tenido tiempo. Inclusive llegué al punto en el que no podía disfrutar plenamente de una película porque mi cerebro pensaba que no estoy siendo productiva por ver una película que dura 2 horas. 

Como adulto, descubrí que debes convertir conscientemente tu procrastinación en procrastinación productiva y esto cuando aprendes a utilizarlo te cambia la vida. Por eso aquí te dejo las 5 cosas que necesitas saber para hacer de tu procrastinación una herramienta poderosa para hacer las cosas.